Título de La Nación - 29/06/2024 00:16:05

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Que Dios te dé el doble de lo que a mí me deseasPor Graciela Guadalupe

La bravata de insultos en la política no es nueva. Antes había que esperar a que los reprodujera algún diario, que se propalaran por radio o por televisión. Recién entonces se sucedía la respuesta, a veces educada, otras no tanto, pero siempre diferida. Había que aguardar el ejemplar del día siguiente o el próximo programa. Hoy, con las redes sociales, uno se entera de las rabietas en el exacto momento en que el rabioso aprieta enter, es decir, mientras la bronca le contrae los vasos sanguíneos, le sube la presión, le galopa la frecuencia cardíaca, le dilata las pupilas y los músculos se le tensan. Si el celular permitiera oler del otro lado –y si todas las hormonas pudieran olfatearse– la explosión de adrenalina del escritor en llamas nos asfixiaría.

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